Momento remember

Con el articulillo de ayer y los efusivos gritos de Marta en su comentario (carente de palabras acabadas en -eño por cierto) me han venido a la cabeza múltiples recuerdos de mi infancia en Peñíscola, al fin y al cabo allí aprendí a andar, cumplí mi primer año (y el segundo, cuarto, sexto, septimo, octavo, noveno, décimo y undécimo) y he ido 14 años consecutivos. Después del verano del 96 sólo he estado de excursión dos veces, la última vez con 17 años creo recordar...
Es una penica, porque es lo más parecido a un pueblo que he tenido, y casi ha ido creciendo a la vez que yo. En la foto presente estoy con un añico, entonces el paseo era una carretera con arena a un lado y solares vacíos al otro. Las casas llegaban sólo hasta la torre Irta, y aún así había huecos entre medio. El estany era un monton de cañas lleno de ratas por todos lados (mira, algo que sinceramente ha mejorado) que olía fatal por cierto.
Esas mañanas matadoras levantándose uno a las 9 porque había que ir a la playa (aun cuando no había la saturación actual) luego a comer y claro, tol mundo se echaba la siesta menos el niño, y me quedaba escuchando el tour de francia cuando había, y si no pues leyendo tebeos. A la tarde al Andros a tomar algo y a dar una welta, algún día tocaba subir al pueblo y otro andar en dirección contraria, o ir a lo que mis abuelos llaman "la plaza redonda", la verdad es que tiene un corroncho significativo pa patinar, a corretear dando vueltas como un tonto o colgandome de algun hierro. Y cómo molaba subir al pueblo, entrando por la puerta del papa luna con todas las tiendas llenas de mogollón de juguetes y recuerdos, rediós que ansias por comprar entraban allí (seguro que voy y me entran igual). Y que buena la horchata de la oms... redios la de litros y litros que me habré bebido yo allí, y en una pastelería que hay en la calle de atrás y hace esquina venden unas empanadillas... ojjj que buenas que están... La pena es que ya no está el cine Las Vegas, echaban películas viejas, nada de estrenos, pero estaba muy chulo, era al aire libre (sin techo) y si te aburrías de la película pues te ponías a ver las estrellas, aunque la verdad es que esas sillas verdes de metal no eran un dechado de comodidad. Y menuda expectación el año que inauguraron el Voramar... ¡¡YO HE CANTAO EL TRACTOR AMARILLO ALLI!! Si es que no puedo pasar inadvertido... Bueno, y cuando hicieron el camping Eden, donde anteriormente había una especie de Acuópolis de estos de toboganes y tal, fué todo un impacto, puesto que su supermercado era el más grande que había, hasta que hicieron el mercadona de Benicarló, claro, pero también había las tardes típicas de pillar la julia (¿aun llamarán la julia al autobús?) a Benicarló o Vinaroz, que para los que no teníamos coche era el gran viaje turístico del año.
El viaje hasta Peñíscola también tenía su cosa, los autobuses de la Hife siempre han sido muy divertidos. Al principio yendo en los antiguos Setra que te llevaban por la sierra de Cavalls, con unas curvas que tiembla el misterio, después con autobuses más nuevos por autopista y luego retorno a la carretera, pero la habían arreglado. Yo ya me sabía todos los caminos de carrerilla, no sé si ahora podría ir conduciendo sin perderme ni un momento.
Espero volver algún día para entre guiris coloraos y toñis comarcales revivir aquellos momentos de la niñez que jamás olvidaré.